Para esta primera entrada, estaba intentando recordar mis primeras experiencias culinarias, y la verdad es que no lo recuerdo, seguramente es por que mi madre siempre me dejó "meter mano" en los guisos y en los postres, subida a un taburete, con un delantal y las mangas arremangadas, así que es a ella a la que tengo que agradecer que me guste tanto cocinar y me siente tan cómoda entre fogones.
Años más tarde, mientras estudiaba, me pasé los fines de semana trabajando en una pastelería, de dependienta, pero aprovechando cada momento para estar en el obrador y aprender con los pasteleros, algunos encantados de contestarme a todas las preguntas, y otros desesperados por ellas...
Y así poco a poco he acabado siendo la que hace los pasteles en todas las fiestas y encantada por ello, porque mientras alimento la gula y sacio el hambre de mis amigos, estos alimentan mi vanidad con sus caras de satisfacción y sus expresiones de placer al probar mis platos y dulces.
Y, ahora, aquí estoy, emocionada, emprendiendo un nuevo proyecto y compartiéndolo con mi hija, a la que le encanta "ayudarme", sentándose en el mármol, con las mangas arremangadas, mientras intenta probar todo lo que hago. Y llenandolo todo de ese desesperante caos que una niña de 4 años aporta a todo lo que hace, que maquillado con el sonido de su risa ameniza nuestras sesiones de cocina.
Con este blog quiero compartir mi pasíón por la cocina.